2 de septiembre de 2013

¿Algo más que decir?

Recuerdo cuando se me acercó un amigo a conversar mientras de fondo se escuchaba una melodía macabra.
Me contaba sobre los libros que leía, y sobre personajes los cuales expresaban sus sentimientos con una sola palabra: el amor. Ese amor quedaba abierto a muchas interpretaciones, pues los personajes eran tanto hombres como mujeres y no había mucha distinción entre ellos. Sus sentimientos eran simplemente puros, espirituales, como un padre hacia su hijo, o un hombre hacia su amigo, exento de deseos carnales. La sensualidad que representaban aquellas historias a veces resultaban tan ambiguas que quedaban al juicio de cada lector añadirle su interpretación personal.
Recuerdo que el personaje principal de aquel libro era muy sensible, y su vida constaba del sufrimiento por ser algo que detestaba. Un existencialista huyendo de si mismo en una búsqueda de lo desconocido. El otro personaje era un torpe, insensible y atraído por los pocos placeres de los que podía gozar. Éste eran un completo patán, a pesar de que no dejaba de ser sensual -tal como la música macabra de fondo- lo único que mantenía la amistad con su amigo depresivo. 
Aquel insensible personaje he adoptado como propio, al momento en crearme un perfil, un personaje, un alter ego, una personalidad de las tantas que nacen en mis mundos internos. Pero no lo había elegido por su alma, sino por su cuerpo. Su gran parecido a mí fue lo que me atrajo de sus retratos. Entonces lo comencé a feminizar y utilizar como mi propio retrato. Aunque yo sabía que siempre me iba a identificar con el primero, aquel sensible, sufrido hombre afeminado, que buscaba en cada esquina un mundo mejor, y no soportaba al que le había convertido en lo que era.
Eso también me recuerda a que yo quería hablar sobre varias cosas, en realidad quería hacer una mezcla de tonteras que en este momento se me están pasando por la mente, sin dar gracias a ningún tipo de aditivos ni naturales ni artificiales que contribuyeran al efecto vomita-ideas. 
Estaba pensando en escribir un nuevo libro titulado Vida Surrealista, haciendo homenaje a mi ya-tanto-tiempo-utilizado dominio de correo electrónico. Pero como siempre, tengo miles de ideas que casi nunca llego a concretar, ya que en este momento ya estoy plenamente ocupada en mi reciente novela Arenkes, la cual deseo terminar a una fecha determinada, pero ya veo que eso no va a ocurrir tan pronto como había planeado. En ella quería colocar todas aquellas ocurrencias y pequeños relatos sin principio ni final que buscan un dueño, un nombre, para poder tener la oportunidad de ser leído alguna vez por algún ser, ya que siento que los relatos o los cuentos no se valoran de la misma forma que un libro, una novela. Por muy corta que sea, tiene más peso que lo anteriormente mencionado. 
También estaba pensando en un nuevo blog, dedicado a la fotografía, o mejor, a la macrofotografía. Este tipo de arte encontró en mí un interés más profundo hace aproximadamente un año. La cámara de muy bajo precio la había adquirido hace unos dos años y un poco más, luego de que la anterior la dañara el agua del mar… En fin, siempre me había gustado tomarle fotos a todo, representando mi  forma personal de ver las cosas, pero ahora último me lo he tomado más en serio. Ahora, mi cámara es muy exclusiva, en el sentido en que es muy barata, simple pero ¡muy buena! Con ella puedo llegar a competir con las fotos de cámaras grandes y semiprofesionales. Porque no depende de la calidad, sino del ojo del artista, que se acerca y la encuadra en un ángulo específico con un toque personal. No es que no sea humilde, pero ¡me encanta mi toque personal! ¿Y por qué ocultarlo? Soy artista en varias áreas, y el arte no tiene por qué ser profesional, estudiado, perfeccionista ni determinado. Puede ser totalmente libre, como sacarle una macrofoto a una mosca sobre un pétalo de flor. ¡Al igual que esta entrada! No tiene ni estructura, ni tema, ni revisión, ni sentido, solo es un vomita-ideas que talvéz te importe menos que la mosca sobre un pétalo de flor.
La fotografía es un pasatiempos muy fácil, en comparación con la cinematografía, rubro al que quiero dedicarme algún día en el futuro. El interés en aquello ha comenzado hace medio año, seguido de un proyecto al que inmediatamente me incluí y que está en pleno proceso. El diciembre se estrenará la película por la cual nuestro equipo ha trabajado tanto. Yo contribuí con el guión literario, demostrando una vez más que mi área principal es la literatura.
Mi segundo proyecto ha nacido hace un año y se ha comenzado a llevar a cabo desde hace tres semanas aproximadamente, luego del gran viaje que he hecho hacia… bah! A quien le importa!
(Recomiendo hacer clic sobre la foto, porque realmente me salió buena).

¿Qué sería mejor?  ¿Escribir Vida Surrealista como una novela surrealista, mezclando todas las historias que he imaginado durante este último año, -y que también son historias inspiradas en aquellos libros que he leído- y escribiendo miles de páginas sin sentido alguno, o con un sentido tan confuso que retaría a cualquier lector a permanecer fiel a las páginas, o es mejor escribir un libro de cuentos, recolectando la gran cantidad de babosadas que he imaginado integrándolas individualmente como historias apartes?

1 comentario:

Ian Dan dijo...

En primer lugar no llames babosada a lo que no hablaste solo escribiste. NO hay babas de por medio..
si escribes seria una historia en tiempo presente un mundo no hay principio ni fin, no hay nudo ni desenlace solo un mundo con muchos personajes que vas describiendo con sus lugares y sus historias. Puede que retes a algun lector pero dejame decirte que el reto mas grande sera para ti, pues un proyecto asi.. donde descubras en uno tantas cosas que has escrito sin duda alguna sera mucho mas difícil de hacer que una pelicula