18 de septiembre de 2013

¿Arromántica? ¡Solucionado!


“Estoy en una etapa en la cual soy arromántica. Esto es por las consecuencias sufridas en mi última relación. Simplemente ya no me queda interés en volver a estar con alguien, al menos por mucho tiempo.” Decía Ada, una cercana mía anunciando su soltería para los próximos cinco años. “Además nunca me gusta nadie, y será difícil encontrar a alguien que me guste de verdad.”

Arromántica… nunca lo fue. Siempre ha sido una persona muy romántica. Lo de arromántica solo era una etapa, la cual no le daba el derecho de utilizar este término formalmente.

Yo la observaba en silencio ya por bastante tiempo, y sacaba mis conclusiones, pues pensaba que ella estaba ciertamente equivocada. Hacía un tiempo que ella se había dado cuenta de la existencia de una persona, al que no le regalaba la mínima atención. Pero a mí sí. Y es que ésta persona era miembro de una comunidad de interés común en la cual participaba mi amiga. Por desinterés y falta de tiempo, ella había abandonado aquella comunidad, pero yo seguía allí. No era grande mi participación en ella, más que nada me dedicaba a observar en silencio la actividad del grupo de personas, los proyectos que desarrollaban, las veces en que se juntaban a compartir entre ellos. Y yo, como alguien que solo observa al mundo desde afuera sin incluirme realmente en su rutina, terminé por descubrir ciertos comportamientos de algunas personas al analizarlas. 

La persona de quien estoy hablando es un hombre, quien cumple todas las expectativas de Ada; absolutamente todas. Y yo siempre me preguntaba: si ella sabía que él era miembro activo de aquella comunidad, ¿por qué ella no daba el paso de acercarse y hablarle? ¿Tal vez él le quite definitivamente esa etapa arromántica de la cabeza? Pero más que insistir no podía. 

Comencé a conocerlo personalmente y a la vez muy bien. Siempre he sido una persona que comprende muy rápidamente las personalidades de cada uno, apenas los conozco. Y así fue. Resultó que él era una muy buena persona, y en gran parte cumplía las expectativas de muchas mujeres, quienes babeaban a su alrededor llamando su atención. Sin embargo él era soltero. Algo que me extrañaba, ya que según mi experiencia, ese tipo de personas siempre tienen una tonta de turno. Pero éste no. ¿Por qué? 

Concluí que él era igual de arromántico que Ada, y que compartía hasta el más mínimo detalle con ella. Cuando le hablaba a ella acerca de él, se mostraba interesada en su persona, y decía que algún día quería conocerlo, ya que siempre le había llamado la atención, pero nunca se había dado el tiempo para dar el paso y acercarse. Pero cuando yo me iba, ese interés se esfumaba, y todas esas esperanzas hacia él desaparecían.

Un día normal Ada tuvo contacto con un miembro de la comunidad, desconocido para mí. Él la reprendió por su ausencia y falta de responsabilidad, lo cual trajo buenos resultados: Ada regresó al grupo. Apenas había regresado hizo caso a todas las bellas palabras que me había gastado sobre aquel hermoso príncipe azul, a quien ella ignoraba. Y voilá… ¿quieren saber que sucedió? De un día a otro ella había dejado de ser arromántica, como por arte de magia me la encontré allí sentada, soñando por un hombre a quien apenas había conocido, pero a quién conocía desde hacía mucho tiempo, gracias a todas mis descripciones sobre aquel maravilloso ser. 

Su desinterés romántico había desaparecido, y esto se había reemplazado por una tristeza de derrota. ¿Qué era lo que había pasado? Pues, ella pensaba que él estaba demasiado lejos de su alcance, que sería imposible lograr que aquel tan complicado ser, que se igualaba a ella, se diera cuenta que ante sí, tenía a la mujer de su vida, que por cierto, era exactamente igual, idéntica, a él. Dos almas idénticas que actuaban de la misma manera, que pensaban lo mismo, que tomaban las mismas decisiones y sentían las mismas inseguridades… Dos almas que pensaban que la otra le era imposible. ¿Cómo podía intervenir yo en este dilema? Ella era una mujer muy romántica, y el aparentemente también. Pero ambos tenían miedo en ser derrotado por el rechazo del otro. 

Y el tiempo fue pasando, y ellos se fueron conociendo mejor, demasiado mejor. Un día el destino tenía que decidir entre ellos, ¿a quién mandaría primero a dar el paso definitivo? Ella estaba dispuesta a hacerlo, pero no quería parecer desesperada por él. ¿Y él? Pues, eso yo no lo sabía, yo solo conocía los sentimientos de Ada. Pero yo suponía que el haría lo mismo por ella.

En algún momento Ada quiso huir, desistir de la idea de estar con él, pues el no conocer bien sus sentimientos, le causaba un gran dolor, además de esa tristeza, que a pesar que la intentaba ocultar, yo la notaba enseguida. Tomé la decisión de observarlo un poco más y encontrar una solución, pero después de todo, yo solo era la persona detrás de cámaras, quien observaba las situaciones pero no se atrevía a intervenir en ellas. Yo solo era alguien que analizaba a la gente, los veía sonreír, los veía pelear, los veía sufrir. Y ahora me encuentro aquí relatando ésta incompleta historia, sin saber bien si lo que he observado por tanto tiempo era un capricho, o amor de verdad.

Una cosa si había logrado; Ada había dejado atrás su etapa arromántica, y sufría con ello sus consecuencias.



 Y aquí una canción subtitulada para acompañar el sentimiento de Ada:



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que pena por esa in_comunicacion. Los deduzco valientes , pero con su miedo a la duda, se dejaron llevar hasta la cobardia por no hablar claro... Un amor que se percibe inmenso, no puede ser de mentira.

Soy una romantica, jeje

Anónimo dijo...

Gracias por darme a conocer la bonita canción que has puesto. Me he sentido identificada de manera que hasta me han entrado ganas de llorar.

Me gustaría saber como continúa esta historia. Si al final Ada toma una determinación.

Anónimo dijo...

Me sentí identificada con la letra de la canción, quería decir (que al igual di a entender que con la historia). Es curioso que me sienta reflejada en una letra que parece hablar de un extraterrestre.